lunes, 2 de septiembre de 2024

Factores Naturales contra Recursos Naturales

Factores Naturales contra Recursos Naturales Elio Ríos Serrano Nuestra vida es tan extraordinariamente variada por estar desenvuelta entre dos escenarios. En esos dos escenarios, por un lado, está el ambiente (El Universo) con sus leyes y materias, con su escenario en nuestro planeta que incluye la vida (diversidad biológica) que constituye la insoslayable realidad. En el otro lado con la humanidad con su presencia, sus actividades, sus construcciones, su modo o acuerdo de ver cómo se debe vivir, la cultura, la religión, la ciencia, tecnología e innovación, el marco legal, la economía, el manejo del poder y el dominio en sus diferentes niveles, concebido desde un acuerdo con imposición sutil o cruenta de la humanidad, es la verdad. La realidad existe y está constituida por las leyes naturales, la materia y la energía del Universo, no podemos salir flotando desde una altura porque la ley de gravedad nos empuja y caemos hacia la superficie, no se puede obviar. Las leyes físicas, químicas, biológicas, la materia están definidas y las venimos estudiando. Todos los factores propios de la humanidad, la antropogenia, que acá llegamos a decir es la verdad, se expresan geográfica y temporalmente con una gran variedad, por lo que las autoridades mundiales y los organismos internacionales hacen llamamientos a la tolerancia. La tolerancia de unas personas a otras personas se pide como un acto humano porque todas y todos no coinciden en las manifestaciones comunicacionales o de actuación, el desempeño de las actividades y creencia en sus vidas. Estas manifestaciones y actuaciones no son uniformes, son un acuerdo de la humanidad, son variables por épocas o por sitios geográficos, algunas de acuerdo mundial, otras en acuerdo en bloques o individual, son diferentes las leyes, costumbre y creencias dentro de un mismo país, de un país a otro, de un continente a otro, de unos grupos culturales, políticos o religiosos a otro. La diaria práctica de vida nos absorbe y podemos decir que nos atrapa, sobreponiendo a la verdad sobre la realidad, por lo cual nos sometemos a sus consecuencias tanto en los niveles de organización natural de nuestro planeta Madre Tierra (ecosistemas, biomas, Bioregiones, biósfera) como en la humanidad. A la humanidad, esa alienación que no permite reconocer lo fundamental de la realidad, le somete a priorizar la economía, el poder, el sometimiento grupal. Así dañamos la naturaleza y también perdemos la salud y emerge la enfermedad cual muchos ejemplos. Recordemos a la Profesora Raquel Carson denunciando en su obra “Primavera Silenciosa”, que el uso del pesticida DDT iba a acabar con el Reino Animal, la letal intoxicación por azogue metálico (metil-mercurio) que afectó a tantas familias en la población de la Bahía de Minamata en Japón, entre tantos otros ejemplos. Pero no solo es absorber la verdad como la vida, la alienación va más allá, con la interpretación de los factores naturales tan solo como recursos para los fines de la humanidad o parte de ella. Nuestras culturas ancestrales identificaban los factores naturales y los respetaban o hacían uso sin mellar su estructura o funcionamiento. Al desarrollo de las culturas actuales, la naturaleza “se puso” al servicio del desarrollo, desarrollando una “ceguera ambiental” que les hacía vivir la verdad obviando la realidad. La humanidad modificó ecosistemas o partes de ellos para establecer un ecosistema adecuado a sus exigencias sociales, económicas, religiosas, determinando la diversidad biológica que pudiera estar compartiendo con ellos. Ese fue el paradigma de la ciudad como ecosistema base de la humanidad. En la época del Imperio Romano fue quizás el rompimiento definitivo de la “sociedad” con el ambiente, devastando ecosistemas y pueblos, abriendo caminos intercomunicando biomas y Bioregiones, intercambiaron e introdujeron diversidad biológica y establecieron actividades que incidían en el hábitat (factores físicos y químicos de un ecosistema o bioma). El resultado final de nuestra historia de la humanidad, fue identificar en la naturaleza como fuente de posesión (propiedad) y fuente de riqueza, como factor que le sirva de garantía, de recurso para el consumo directo o sirva a la industria para realizar productos o energía a partir de éste. Al final convirtieron a los factores naturales y los niveles de organización naturales dentro de nuestro planeta en recursos naturales La confrontación de la alienación que lleva a la “ceguera ambiental” surgió lentamente con grupos de humanos y humanas que han venido haciendo reconocimiento de los factores naturales, de los niveles de organización de nuestro planeta, primero como naturalistas, siguiendo el movimiento conservacionista, ecologista y ambientalista. Los científicos ayudaron para que se llamara la atención de los organismos internacionales y las naciones, por lo que se dio la Cumbre Mundial del Ambiente Humano en Estocolmo en 1972. Se formalizó una organización internacional para el establecimiento de la sustentabilidad, basada en el respeto al ambiente y a la humanidad, con reconocimiento del verdadero nombre. En esta cumbre nos indicaron que el ambiente no es nuestro, más bien somos parte de él, que incluso cada persona es un factor natural y no un recurso. Elio Ríos Serrano Nuestra vida es tan extraordinariamente variada por estar desenvuelta entre dos escenarios. En esos dos escenarios, por un lado, está el ambiente (El Universo) con sus leyes y materias, con su escenario en nuestro planeta que incluye la vida (diversidad biológica) que constituye la insoslayable realidad. En el otro lado con la humanidad con su presencia, sus actividades, sus construcciones, su modo o acuerdo de ver cómo se debe vivir, la cultura, la religión, la ciencia, tecnología e innovación, el marco legal, la economía, el manejo del poder y el dominio en sus diferentes niveles, concebido desde un acuerdo con imposición sutil o cruenta de la humanidad, es la verdad. La realidad existe y está constituida por las leyes naturales, la materia y la energía del Universo, no podemos salir flotando desde una altura porque la ley de gravedad nos empuja y caemos hacia la superficie, no se puede obviar. Las leyes físicas, químicas, biológicas, la materia están definidas y las venimos estudiando. Todos los factores propios de la humanidad, la antropogenia, que acá llegamos a decir es la verdad, se expresan geográfica y temporalmente con una gran variedad, por lo que las autoridades mundiales y los organismos internacionales hacen llamamientos a la tolerancia. La tolerancia de unas personas a otras personas se pide como un acto humano porque todas y todos no coinciden en las manifestaciones comunicacionales o de actuación, el desempeño de las actividades y creencia en sus vidas. Estas manifestaciones y actuaciones no son uniformes, son un acuerdo de la humanidad, son variables por épocas o por sitios geográficos, algunas de acuerdo mundial, otras en acuerdo en bloques o individual, son diferentes las leyes, costumbre y creencias dentro de un mismo país, de un país a otro, de un continente a otro, de unos grupos culturales, políticos o religiosos a otro. La diaria práctica de vida nos absorbe y podemos decir que nos atrapa, sobreponiendo a la verdad sobre la realidad, por lo cual nos sometemos a sus consecuencias tanto en los niveles de organización natural de nuestro planeta Madre Tierra (ecosistemas, biomas, Bioregiones, biósfera) como en la humanidad. A la humanidad, esa alienación que no permite reconocer lo fundamental de la realidad, le somete a priorizar la economía, el poder, el sometimiento grupal. Así dañamos la naturaleza y también perdemos la salud y emerge la enfermedad cual muchos ejemplos. Recordemos a la Profesora Raquel Carson denunciando en su obra “Primavera Silenciosa”, que el uso del pesticida DDT iba a acabar con el Reino Animal, la letal intoxicación por azogue metálico (metil-mercurio) que afectó a tantas familias en la población de la Bahía de Minamata en Japón, entre tantos otros ejemplos. Pero no solo es absorber la verdad como la vida, la alienación va más allá, con la interpretación de los factores naturales tan solo como recursos para los fines de la humanidad o parte de ella. Nuestras culturas ancestrales identificaban los factores naturales y los respetaban o hacían uso sin mellar su estructura o funcionamiento. Al desarrollo de las culturas actuales, la naturaleza “se puso” al servicio del desarrollo, desarrollando una “ceguera ambiental” que les hacía vivir la verdad obviando la realidad. La humanidad modificó ecosistemas o partes de ellos para establecer un ecosistema adecuado a sus exigencias sociales, económicas, religiosas, determinando la diversidad biológica que pudiera estar compartiendo con ellos. Ese fue el paradigma de la ciudad como ecosistema base de la humanidad. En la época del Imperio Romano fue quizás el rompimiento definitivo de la “sociedad” con el ambiente, devastando ecosistemas y pueblos, abriendo caminos intercomunicando biomas y Bioregiones, intercambiaron e introdujeron diversidad biológica y establecieron actividades que incidían en el hábitat (factores físicos y químicos de un ecosistema o bioma). El resultado final de nuestra historia de la humanidad, fue identificar en la naturaleza como fuente de posesión (propiedad) y fuente de riqueza, como factor que le sirva de garantía, de recurso para el consumo directo o sirva a la industria para realizar productos o energía a partir de éste. Al final convirtieron a los factores naturales y los niveles de organización naturales dentro de nuestro planeta en recursos naturales La confrontación de la alienación que lleva a la “ceguera ambiental” surgió lentamente con grupos de humanos y humanas que han venido haciendo reconocimiento de los factores naturales, de los niveles de organización de nuestro planeta, primero como naturalistas, siguiendo el movimiento conservacionista, ecologista y ambientalista. Los científicos ayudaron para que se llamara la atención de los organismos internacionales y las naciones, por lo que se dio la Cumbre Mundial del Ambiente Humano en Estocolmo en 1972. Se formalizó una organización internacional para el establecimiento de la sustentabilidad, basada en el respeto al ambiente y a la humanidad, con reconocimiento del verdadero nombre. En esta cumbre nos indicaron que el ambiente no es nuestro, más bien somos parte de él, que incluso cada persona es un factor natural y no un recurso.

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